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Mostrando entradas de octubre, 2014

El mar. (John Banville, 2005)

Como me gustó mucho “Antigua luz” (2012), volví a leer al irlandés Banville, que pasa por ser el actual número uno de los escritores en inglés. Así que este verano, me sumergí en “El mar” (2005), que fue la novela que, al conseguir el Man Booker, lo dio a conocer al gran público. Como en “Antigua luz”, tenemos un protagonista maduro, que recuerda pasajes de su primera adolescencia. Breves fragmentos de memorias antiguas, que vienen a su mente cuando, triste y solo, vuelve a aquel lugar de la costa. Huye como todos huimos. La novela crece en torno a una tensión creciente, difusa, terrible, porque sabemos que ocurrirá algo, bien al niño de aquellas viejas vacaciones, bien al adulto maduro que se recuerda a sí mismo. Esa maestría narrativa, esa exactitud en el control del suspense es la marca de la casa del llamado universo Banville (Premio Príncipe Felipe de las letras del 2014). Mi verano, que ahora me suena tan lejano, transcurrió también junto al mar. Los niños ju

Tintalibre:

Nuestro “Fin de Régime” está siendo, como casi todo en esta estepa, lento y tranquilo, un poco provinciano, un poco hortera, aunque nos las demos de postmodernos.  Aquí no hay Rasputines montando a la zarina, sino el pequeño Nicolás haciéndose selfies con la lideresa y el presidente. Pero todo está cayendo, inexorablemente. Se cae de viejo y de podrido. Son les branques de l’arbre de Pujol. Y se va cayendo todo el sistema del 78. Quizá, al final se acelere el proceso y la cosa deje de ser tan tranquila. La sociedad va descubriendo que no solo era el bipartidismo, sino que los medios de comunicación que sustentaban el entramado de las mamandurrias también se han quedado viejos e inservibles. Enternecedor el “yo no soy un político” del director de La Razón, Marhuenda, ese señor tan rarito y con tantos intereses políticos y económicos, que va a las tertulias a hacer de derechoso leído y digno. Siguen ciegos ante lo que está ocurriendo. Desde hace un año, ya no leo “E

La isla mínima.

Ha sido un mes de octubre silencioso, pasivo. Como si este calor extraño nos hubiera impedido ir más al cine, o hubiera subido las estanterías de casa y hubiera hecho inalcanzables los libros. No ha habido alimento para el espíritu ni entradas para el blog. En el entierro en Massarrojos, Juan me recomendó la peli con los argumentos: “es española, está técnicamente muy bien y la trama cuenta cosas”. Y tenía razón. Se trata de un thriller, que no defraudará a casi nadie.  Creo que la clave del asunto está en la coherencia y honestidad que se mantiene a lo largo de todo el metraje. No hay trampas. El principio es visualmente maravilloso y el director no engaña: va a jugar con la belleza del entorno natural en contraste con la maldad humana propia del género. Una y otra  vez, las más duras escenas transcurren en algunos de los sitios más hermosos de Andalucía, donde la naturaleza y el esforzado trabajo del hombre (de los jornaleros) han creado tanta belleza que abruma.